Soy muy ágil y bastante rápido corriendo, así que a los pocos minutos de salir corriendo ya había dejado Restor atrás. Cuando llegué al bosque de Taih (Taih significa esperanza en el idioma antiguo), me paré para recobrar aire, ya que me faltaba, y para ordenar mis ideas.
Me senté en el suelo y descansé mis brazos sobre las rodillas poniendo mi cabeza entre ambos. Recopilemos información:
-Soy uno de los malditos muchachos de la profecía, esos de que siempre había odiado por no aydar a Carmel.
-Domino el fuego, tengo ese poder que el Dios Mali me ha concedido.
-Puedo leer los pensamientos de las personas. Pero no solo eso, sino que también puedo manejarlos.
-Me he ido de Restor borrando todo mi paso por ese pequeño pueblo y dejando atrás toda mi vida.
-Tengo que encontrar a los demás chicos.
Estaba tan cansado que apoyé mi espalda enel tronco de un árbol, cerré los ojos y a los pocos segundos me quedé dormido.
Cuando medesperté noté el calor del sol en la cara, y me di cuenta que no podía vivir en un claro cerca de Restor, debía construir un refugio adentrándome en el bosque.
Cuando Delahila y yo éramos niños solíamos ir a este bosque a jugar, nos perseguíamos mutuamente y buscábamos animales para jugar con ellos. El bosque de Taih es un gran bosque en en la antigüedad estaba formado por árboles con frondosas copas y altas ramas, que según la leyenda llegaban a tocar el cielo. Ahora todos los árboles estan secos y las hojas caen amarillas adornando el suelo de tonos cálidos, pero de ningún tono verde.
Caminando cerca de un hilo de agua que corría por la tierra me adentré en el bosque hasta encontrar un pequeño claro que se me antojó perfecto para fabricarme un hogar. Ya estaba anocheciendo cuando reuñi unas cuantas ramas para hacer un techo y una pequeña hoguera. Froté dos ramas hasta conseguirlo, y lo vi ridículo:
"El muchacho que domina el fuego no puede manejar su elemento, necesita dos ramas para hacerlo aparecer"
Me prometí que a la mañana siguiente comenzaría a intentar dominar mi poder, tanto el de la mente como el control de mi elemento.
Esta vez me costó bastante más dormirme, la luna brillaba en lo alto del cielo y miles de estrellas me observaban desde lo alto. Miles de pensamientos recorrían mi cabeza, pero quedaron ahogados por mi cansancio.
Cuando el primer rayo de sol cubrió mi cara un solo pensamiento cruzó mi mente: "comienza el juego".
Cogí un puñado de ramitas y las coloqué en el centro del claro. Concentré todo mi ser en quemarlas, todos mis sentidos estaban dirigidos a los palitos. Cerré los ojos para concentrarme aún más y cuando los abrí los palitos seguían intactos. Lo volví a intentar, lo intenté de nuevo, hice mil pruebas, pero no conseguí sacar de mi uerpo ni una sola pizca de calor. Recordé que el Lixu de nuestro pueblo nos decía siempre que nunca perdiéramos la esperanza. ¿Estaba en el bosque de Taih no? Pues continué intentándolo. Tras muchísimos intentos la cabeza estaba a punto de explotarme llena de pensamientos y sentimientos ajenos, y no conseguía concentrarme. Ese día fue un absoluto fracaso.
Al día siguiente seguí intentándolo sin conseguir ningún resultado, y así durante los días que le siguieron.
Al cabo de tres noches, los pensamientos de las personas y animales que había en mi cabeza se hicieron más nítidos y fuertes, dejándola llena por completo de ideas que no eran mias. Me acuerdo bien de esa noche, ya que el cielo estaba cubierto de nubes que me impedían ver la luz de la luna. Esa noche los pensamientos de todas las personas se hicieron tan intensos que resultaba insoportable y no conseguí conciliar el sueño.
En ese momento me di cuenta de mi fallo, mi cabeza no estaba centrada en provocar fuego, mi cabeza estaba repleta de pensamientos desconocidos que me hacían perder la concentración. Todo estaba en mi mente, ¿no? Pues en mi mente se solucionaría. Imaginé un muro, un muro consistente de pieda que pudiera contener todos los pensamientos y emociones de las personas de mi alrededor. Un muro alto, de piedra gruesa y altura inalcanzable. Un muro sólido que nadie sería capaz de destruir. Pero no se me olvidó ningún detalle, ese muro debía tener un lugar por el cual yo pudiera visitar las mentes ajenas en algunos momentos. Cuando ese muro estaba ya co.struido en mi mente, abrí los ojos, y una sensación de silencio y quietud inundó mi ser. Todo mi alrededor estaba sumido en un profundo y completo silencio. Miré al pequeño montón de palos del centro del claro y entorné los ojos. Una pequeña llama prendió uno de los palos, y más tarde este prendió otro, y otro... Hasta que una gran hoguera surgió del monton de ramitas. Lo había conseguido.
...
Mis manos se cubrieron de fuego y mis ojos lanzaron chispas peligrosas a mi alrededor. Vi un cervatillo a lo lejos que tenía la intención de salir corriendo. Eso, la intención. Antes de que pudiera huir de mi una de mis bolas de fuego lo había derribado y se encontraba muerto en el suelo. Bajé del árbol en el que me encontraba con una ágil cabriola y aterricé cerca suyo. Era ya casi de noche, así que mientras observaba la luna intenté leer los pensamientos de Delahila. Me llegaron confusos y diferidos, estába a tojs de distancia y mi poder no llegaba a más, pero me llegaron, ella seguía viva.
Meses antes mis ojos podían reflejar cierta calidez y simpatía. Hace tiempo, no te habrías fijado en mí ya que mi figura era como la de muchos otros. Pero ahora yo había cambiado. Tantas horas de duros entrenamientos bajo el sol habían dado a mi piel un tono oscuro y brillante, mis esfuerzos por levantar pesadas piedras me habían dotado de unos poderosos músculos capaces de destrozar cualquier cosa que se interpusiera en mi camino, y el dolor por la pérdida de todo habían hecho mis ojos despiadados y misteriosos. Ya nada me importaba, ya no. Llevaba 2 meses en ese claro del bosque, y había cambiado por completo.
Un pensamiento que tuve hace mucho tiempo me vino a la mente y me di cuenta que era el momento ideal para hacerlo, era el momento ideal para dejar todo atrás, a Restor, a mi vida anterior, a Delahila... Debía olvidar todo y seguir adelante con mi plan.
Me dormí sin darle vueltas al mismo pensamiento.
"Tengo que encontrar a los otros chicos"