martes, 23 de abril de 2013

Capítulo 11

Soy muy ágil y bastante rápido corriendo, así que a los pocos minutos de salir corriendo ya había dejado Restor atrás. Cuando llegué al bosque de Taih (Taih significa esperanza en el idioma antiguo), me paré para recobrar aire, ya que me faltaba, y para ordenar mis ideas.

Me senté en el suelo y descansé mis brazos sobre las rodillas poniendo mi cabeza entre ambos. Recopilemos información:
-Soy uno de los malditos muchachos de la profecía, esos de que siempre había odiado por no aydar a Carmel.
-Domino el fuego, tengo ese poder que el Dios Mali me ha concedido.
-Puedo leer los pensamientos de las personas. Pero no solo eso, sino que también puedo manejarlos.
-Me he ido de Restor borrando todo mi paso por ese pequeño pueblo y dejando atrás toda mi vida.
-Tengo que encontrar a los demás chicos.

Estaba tan cansado que apoyé mi espalda enel tronco de un árbol, cerré los ojos y a los pocos segundos me quedé dormido.

Cuando medesperté noté el calor del sol en la cara, y me di cuenta que no podía vivir en un claro cerca de Restor, debía construir un refugio adentrándome en el bosque.
Cuando Delahila y yo éramos niños solíamos ir a este bosque a jugar, nos perseguíamos mutuamente y buscábamos animales para jugar con ellos. El bosque de Taih es un gran bosque en en la antigüedad estaba formado por árboles con frondosas copas y altas ramas, que según la leyenda llegaban a tocar el cielo. Ahora todos los árboles estan secos y las hojas caen amarillas adornando el suelo de tonos cálidos, pero de ningún tono verde.
Caminando cerca de un hilo de agua que corría por la tierra me adentré en el bosque hasta encontrar un pequeño claro que se me antojó perfecto para fabricarme un hogar. Ya estaba anocheciendo cuando reuñi unas cuantas ramas para hacer un techo y una pequeña hoguera. Froté dos ramas hasta conseguirlo, y lo vi ridículo:

"El muchacho que domina el fuego no puede manejar su elemento, necesita dos ramas para hacerlo aparecer"

Me prometí que a la mañana siguiente comenzaría a intentar dominar mi poder, tanto el de la mente como el control de mi elemento.
Esta vez me costó bastante más dormirme, la luna brillaba en lo alto del cielo y miles de estrellas me observaban desde lo alto. Miles de pensamientos recorrían mi cabeza, pero quedaron ahogados por mi cansancio.

Cuando el primer rayo de sol cubrió mi cara un solo pensamiento cruzó mi mente: "comienza el juego".
Cogí un puñado de ramitas y las coloqué en el centro del claro. Concentré todo mi ser en quemarlas, todos mis sentidos estaban dirigidos a los palitos. Cerré los ojos para concentrarme aún más y cuando los abrí los palitos seguían intactos. Lo volví a intentar, lo intenté de nuevo, hice mil pruebas, pero no conseguí sacar de mi  uerpo ni una sola pizca de calor. Recordé que el Lixu de nuestro pueblo nos decía siempre que nunca perdiéramos la esperanza. ¿Estaba en el bosque de Taih no? Pues continué intentándolo. Tras muchísimos intentos la cabeza estaba a punto de explotarme llena de pensamientos y sentimientos ajenos, y no conseguía concentrarme. Ese día fue un absoluto fracaso.

Al día siguiente seguí intentándolo sin conseguir ningún resultado, y así durante los días que le siguieron.

Al cabo de tres noches, los pensamientos de las personas y animales que había en mi cabeza se hicieron más nítidos y fuertes, dejándola llena por completo de ideas que no eran mias. Me acuerdo bien de esa noche, ya que el cielo estaba cubierto de nubes que me impedían ver la luz de la luna. Esa noche los pensamientos de todas las personas se hicieron tan intensos que resultaba insoportable y no conseguí conciliar el sueño.

En ese momento me di cuenta de mi fallo, mi cabeza no estaba centrada en provocar fuego, mi cabeza estaba repleta de pensamientos desconocidos que me hacían perder la concentración. Todo estaba en mi mente, ¿no? Pues en mi mente se solucionaría. Imaginé un muro, un muro consistente de pieda que pudiera contener todos los pensamientos y emociones de las personas de mi alrededor. Un muro alto, de piedra gruesa y altura inalcanzable. Un muro sólido que nadie sería capaz de destruir. Pero no se me olvidó ningún detalle, ese muro debía tener un lugar por el cual yo pudiera visitar las mentes ajenas en algunos momentos. Cuando ese muro estaba ya co.struido en mi mente, abrí los ojos, y una sensación de silencio y quietud inundó mi ser. Todo mi alrededor estaba sumido en un profundo y completo silencio. Miré al pequeño montón de palos del centro del claro y entorné los ojos. Una pequeña llama prendió uno de los palos, y más tarde este prendió otro, y otro... Hasta que una gran hoguera surgió del monton de ramitas. Lo había conseguido.

...

Mis manos se cubrieron de fuego y mis ojos lanzaron chispas peligrosas a mi alrededor. Vi un cervatillo a lo lejos que tenía la intención de salir corriendo. Eso, la intención. Antes de que pudiera huir de mi una de mis bolas de fuego lo había derribado y se encontraba muerto en el suelo. Bajé del árbol en el que me encontraba con una ágil cabriola y aterricé cerca suyo. Era ya casi de noche, así que mientras observaba la luna intenté leer los pensamientos de Delahila. Me llegaron confusos y diferidos, estába a tojs de distancia y mi poder no llegaba a más, pero me llegaron, ella seguía viva.

Meses antes mis ojos podían reflejar cierta calidez y simpatía. Hace tiempo, no te habrías fijado en mí ya que mi figura era como la de muchos otros. Pero ahora yo había cambiado. Tantas horas de duros entrenamientos bajo el sol habían dado a mi piel un tono oscuro y brillante, mis esfuerzos por levantar pesadas piedras me habían dotado de unos poderosos músculos capaces de destrozar cualquier cosa que se interpusiera en mi camino, y el dolor por la pérdida de todo habían hecho mis ojos despiadados y misteriosos. Ya nada me importaba, ya no. Llevaba 2 meses en ese claro del bosque, y había cambiado por completo.

Un pensamiento que tuve hace mucho tiempo me vino a la mente y me di cuenta que era el momento ideal para hacerlo, era el momento ideal para dejar todo atrás, a Restor, a mi vida anterior, a Delahila... Debía olvidar todo y seguir adelante con mi plan.
Me dormí sin darle vueltas al mismo pensamiento.

"Tengo que encontrar a los otros chicos"

martes, 16 de abril de 2013

Capítulo 10

- ¡Sí, Ela!
Todos los días se va, nunca he sabido dónde iba ni que hacía, jamás me ha importado, pero tanto secreto no me gusta mucho. Me he planteado muchas veces seguirla, quizás solo da una vuelta, quizás visita a antiguos amigos, a lo mejor ve a algun conocido... Ni idea.

...

Voy a ver a dónde ha ido, no puedo esperar más, soy su mejor amigo, no debería ocultarme ningún secreto.
Mejor no, es mi mejor amiga, si me oculta algo será por mi bien.

...

No aguanto más, si se ve con alguien, quizás sea peligroso para ella, ella es muy fantasiosa y muy niña, no piensa en el peligro de las cosas, debo ir.
No, es su intimidad, déjala ir Nyza, no te preocupes, no la estará pasando nada malo.

...

Imposible, ya sí que no puedo más.
Cojo un abrigo y me lo pongo sobre los hombros, aunque no hace frío, pero por si acaso. No hace más de 20 minutos que se ha ido, así que si corro un poco consiguiré alcanzarla, siempre va andando y yo corro bastante.
Siempre coje la misma dirección, hacia la plaza del pueblo. Mientras corro hacia allá me comienzo a plantear si me he precipitado en mi decisión, debería dejarla sola, si en 13 años no me ha dicho algo, este no es el momento para que lo descubra a escondidas.

Llego tan rápido a la plaza del pueblo que ya comienzo a ver su figura a lo lejos, parece que se dirige a la seca laguna, a la laguna pordiosera, al lago Edon. Bajo el ritmo de mi carrera y ando sin perderla de vista. Mientras ando me da tiempo para pensar lo que puedo encontrarme:

Puede que nada más se esté dando un paseo, como otro cualquiera. Puede que vaya a recoger flores o que tenga un escondite secreto. Puede que vaya a visitar lo que antes era una grandiosa e importantísima laguna en el reino. Puede que suba toda la colina solo para bajar con su biciclo. Puede que haga muchas cosas, pero no creo que haga ninguna de ellas. Una idea surge en mi mente, siempre la había descartado, pero, ¿quién me dice que no pueda ser verdad? A lo mejor está viéndose con un chico, con algo más que un simple amigo.
Nunca me he planteado el hecho de que Ela fuera más que una amiga para mí, pero ahora la idea aparece nítidamente en mi mente y una oleada de calor abrasador atraviesa mi cuerpo. No soy el único que puede tener a Delahila, no es mia, pero siempre la he tenido a mi lado, no he necesitado más que su presencia para hacerme sentir bien.

Permanezco perdido en mis pensamientos cuando miro hacia delante, ya no se ve la figura de Ela a lo lejos. "Mierda, la he perdido" pienso. Comienzo a correr y solo veo más camino delante de mí y un calor horrible abrasa mi cuerpo, es raro, hoy el cielo está lleno de nubes. Cuando me canso de correr, tiro la toalla y doy media vuelta al pueblo.
Mierda, la he perdido, por estar pensando en todo. Mierda, mierda, ¡mierda! Quizás sea mejor no saber a dónde iba, solo estaba haciéndome pensar demasiado, pero... Ahora me voy a comer la cabeza hasta mañana...
Ya llevo alrededor de un bil caminando de vuelta al pueblo cuando oigo un suave canturreo en mi cabeza. Una voz suave cantando dentro de ella, una voz conocida: Ela. A medida que voz andando la voz se hace más fuerte y clara. "Son solo imaginaciones mias" pienso, "Ela no está dentro de mi cabeza". Al cabo de un rato, la canción se transforma en un fluir de pensamientos e imágenes, de sentimientos entre los cuales también estoy yo.
La cabeza me arde, y no puedo parar esa cascada de emociones que corre por mi interior. Me paro y me arrodillon el suelo agarrándome la cabeza con ambas manos, pero no paran de fluir los pensamientos. Oigo una voz en la cabeza, Ela.
Abro los ojos, aún con lágrimas en ellos y miro a la derecha del camino, desde donde viene la voz. Salto la valla, ando un poco y ahí me encuentro el biciclo, y más allá, en la orilla del lago veo la figura de alguien sentado. Su cabello inconfundible esta echado hacia un lado y sus piernas cruzadas. Su voz sigue en mi cerebro, pero ya no me duele tanto, los pensamientos fluyen como si mi mente fuera un canal. Entre lo poco que distingo de las muchas sensaciones que invaden mi ser distingo una cosa repetida muchas veces: "el chico de los ojos verdes". ¿Quién será el chico de los ojos verdes?

No tardo mucho en averiguarlo, me subo al árbol más cercano y miro la laguna. Frente a Ela hay un muchacho en el reflejo del agua. Un chico con el pelo rizado y oscuro, una sonrisa muy bonita y ojos verdes esmeralda. Me quedo un rato observándolos cuando me doy cuenta: ¡Hay un chico mirando a Ela desde el reflejo del agua!
Me quedo paralizado hasta que veo como Ela se levanta y se dirige a su biciclo para volver a casa, el chico del agua ya ha desaparecido.
Salto del árbol al suelo y corro lo más rápido que pueden aguantar mis piernas para que no me alcance, creo que no me ha visto.

No paro de correr hasta que paso zumbando el pueblo y llego al porche de nuestra casa, donde patino ligeramente y tras estabilizarme entro en casa intentando mantener mi respiración controlada. Me siento en una silla del salón como si no hubiera pasado nada mientras que veo como mis manos se tornan al rojo vivo. Ela estaba con un chico, Ela no me ha dicho nada.
No tenía porque haberme dicho nada, pero en ese momento estaba furioso con ella, con el mundo, con las voces que oía en mi cabeza. ¿Me gustaba esa chica? Ahora no tenía tiempo para pensar en eso, estaba a punto de llegar y tenía que pensar en qué decirla.

...

-¡Hola! - ya había llegado a casa. Su saludo vino seguido del sonido el golpe de la puerta al cerrarse.
- ¡Hola! -respondí yo intentando sonar normal, como siempre.
Cociné las pocas verduras que teníamos y cuando nos sentamos en la mesa a tomárnoslas comencé a hablar:

-Ela, ¿dónde vas cada día por la tarde? Siempre desapareces y apareces a la misma hora -¿había sonado bien? Supongo que sí...
-No sé, doy vueltas, ando hacia allí, hacia allá.... No voy a ningún sitio en concreto, ¿por qué lo dices? -lo dijo sin mirarme a los ojos, ¡me estaba mintiendo descaradamente!
- Pensé que habías pillado novio, ya sabes, hay muchos que se morirían por estar junto a ti... ¿Te estás viendo con un chico eh pillina?
-¿Yo? ¿Viéndome con un chico? No me hagas reír, eres el único chico con el que me relaciono.

Mis manos comenzaron a arder y mi cuerpo entero a temblar de furia. Me estaba mintiendo. No solo veía a alguien sin decírmelo, sino que también me mentía. Me levanté furioso del asiento y los pensamientos de Ela se enmarañaron en mi cabeza. Vi en sus ojos grises una pizca de miedo y sus emociones lo confirmaron.

-Tus... Tus... Tus ojos... Hay fuego en ellos... -se levantó también del asiento y comenzó a retroceder asustada, cuando la dije:

-¿Por qué me mientes?

Ella se agarró la cabeza con ambas manos y me dijo:

- Estás dentro de mi cerebro, dentro de mi cabeza - iba a responderla cuando su cara se quedó lívida y me miro las manos con ojos llenos de miedo, de terror. Sentía miedo hacia mí, que había sido su compañero desde que éramos niños.
Entonces fue cuando miré mis manos. Estaban envueltas en fuego, y en ese preciso instante lo comprendí todo.

Yo era uno de los muchachos de la profecía que contaba nuestro Lixu cada año. Tenía el poder de la mente y podía manejar el fuego a mi antojo.

Ela siguió retrocediendo y el miedo cubrió su rostro. Me tenía terror, a mí. Mis ojos dejaron de emitir chispas de fuego y se nublaron de temor. ¿Y si contaba a todos los del pueblo mi poder? ¿Y si dejaban de hablarme, o me cogían miedo al verme? En ese momento quería huir de allí, quería que Ela olvidara todo y huir de lo que había sido mi hogar durante tanto tiempo.

La miré a los ojos y entré en su mente. Los sentimientos no llegaron a la mia, sino que yo entré en sus pensamientos para ver que era lo que pensaba de mí antes de todo esto. Solo encontre una frase, una frase bastante superficial, pero no pude llegar a los sentimientos más profundos. "Chico seductor super sexi y fuerte con gran personalidad cuyos ojos guardan un oscuro pasado". Eso era lo que pensaba de mí.
Deseé con todas mis fuerzas que olvidara todo esto, quería irme de allí. Mientras todo esto pasaba en mi cabeza, Ela había tropezado y me miraba atemorizaba desde el suelo. Yo también tenía miedo, yo también estaba cagado por lo que me estaba ocurriendo. Mis ojos, reflejados en los suyos, solo transmitían miedo, estaba muy asustado.

Me miré las manos ardientes por última vez antes de entrar en su mente y borrar todos sus recuerdos.
No sé como lo hice, simplemente deseé que ella no recordara nada, quería que olvidara sus 13 primeros años de vida junto a mí.

Mientras desaparecían los recuerdos de su mente, Ela cerró los ojos y se quedó dormida en el suelo. La coloqué en la cama y la susurré al oido:
- No ha pasado nada, cuando despiertes, sigue tu rutina habitual.

Salí del cuarto de Ela y me encaminé hacia la puerta. Ela. Quizás jamás pudiera volverla a llamar así...
Abrí la puerta y huí de Restor. Sabía que Restor no iba a cambiar con mi desaparición, sabía que todo iba a seguir su ritmo habitual, pero yo ya no volvería a ser el mismo. En esos momentos pensaba: "puede que algún día vuelva. Sí, quizás vuelva, y Restor seguirá igual, el panadero, el Lixu, la casita con el porche, Delahila...Todo seguirá igual, pero nadie sabrá quien soy.
Ella tampoco me reconocerá. He desaparecido de su vida, por siempre".

Es duro decirlo, y una lágrima recorre mi mejilla.
Nunca me recordará.
Nunca.

lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo 9


FUEGO:

Antes de empezar a narrar mi historia quiero recordar quien soy:

Me llamo Nyza, tengo 13 años y vivo en un pueblo a los pies de la cordillera Vanatu llamado Restor. Mis 13 años de vida no han sido muy interesantes, así que se pueden resumir en unas pocas líneas:

Yo nací en algún lugar del mundo la noche de la tercera luna llena de otoño. Mis padres han sido siempre un misterio para mí, ya que me abandonaron nada más nacer. Tuve la suerte de acabar entre los brazos de una familia de Restor que había tenido una niña la misma noche. A los dos nos criaron como hermanos y vivíamos las duras condiciones de vida como podíamos, pero éramos niños, nada fuera de lo habitual nos preocupaba. La familia de mi amiga no soportó las duras condiciones de vida que había en Restor y sus padres murieron, abandonándonos a nuestra suerte, cuando teníamos tan solo 10 años. Nos quedamos los dos solos, pero como buenos amigos convivimos en total armonía casi sin disputas ni problemas. Yo la quería muchisimo, la quería como la hermana que había sido para mí durante toda mi vida.
Ella era una niña inteligente, fuerte, muy fuerte, delgada y de estatura normal, como cualquier persona. Tenía el pelo castaño por debajo de los.hombros con mechas rubias debido a la cantidad de tiempo que pasaba bajo el sol. Sus ojos eran grises, de un gris profundo y bonito, no gris verdoso o gris azulado, simplemente: gris. Era muy cabezota y muy insistente, si quería conseguir algo, lo conseguía. Su nariz estaba salpicada de unas pocas pecas que la daban un aspecto de niña inocente.
Varias veces intente averiguar que pensaba de mí, y lo encontré un día revisando en su diario:

"... La verdad es que en Restor no tengo muchos amigos, pero con Nyza me basta. Es un chico muy agradable y misterioso a la vez, a veces me da miedo, cuando se enfada parece que le van a salir chispas de fuego por los ojos, pero solo a veces. Cuando estoy triste o me acuerdo de mis padres siempre está él ahí para abrazarme y decirme que todo va a salir bien. Me gusta Nyza, siempre hemos vivido como hermanos, y siempre será el hermano que nunca pude tener".

Eran palabras muy bonitas venidas de una niña de 10 años, y me reconfortaron.

Ese creo que es el resumen de toda mi infancia, he vivido desde siempre con ella y su snarkel. Muchos cidadanos de Restor tienen uno, dicen que traen suerte, que son buenos compañeros... A mí su snarkel ni me va ni me viene, simpemente vive conmigo y ya está.
Mis 13 años de vida se han basado en eso, en vivir. Ahora es cuando me empiezo a plantear muchas cosas, como las chicas, el desarrollo de mi cuerpo, etc. He llegado a la conclusión de que es mi mejor amiga, y ya está, pero la quiero con toda mi alma, la protegería de todo, y sé que ella haría lo mismo. Nunca he tenido novia, en el pueblo hay muchas chicas detrás de mí, es verdad, pero nunca las he hecho excesivo caso. Soy un chico alto y moreno, muy moreno, con los músculos bastante marcados debido a mi entrenamiento diario y ojos oscuros, muy oscuros. Ella me dice siempre: "tus ojos guardan grandes secretos Nyza, secretos que van a cambiar todo" .

Todos los días los pasábamos juntos, en todo momento excepto al atardecer, que cogía su biciclo y me decía:
- Cuando se ponga el sol vuelvo, ve preparando la cena.
Nunca he sabido a dónde iba ni con quién hablaba, pero todos los días desde que la conozco ha desaparecido a esa hora. Quizás ha llegado el momento de saber a dónde va...

Bueno, ya ha llegado el atardecer. Como os decía se va con su biciclo.
- En un rato vuelvo, como siempre, ¡espérame despierto! - Dice desde la otra punta de la casa. Nunca se me quitará la costumbre de hablar a gritos...
- ¡Sí, Ela! - la respondo.

De pequeño no sabía pronunciar su nombre, y siempre la llamaba así. Ahora nunca la llamo Delahila, solo Ela.

viernes, 12 de abril de 2013

Capítulo 8

Un Dragón. Imposible. Cerré y abrí los ojos un par de veces antes de darme cuenta que ese dragón estaba delante de mis narices en carne y hueso, que no era un espejismo.

"Los dragones se extinguieron hace años, antes incluso de que los dioses nos abandonaran, mucho antes.
Los dragones eran las criaturas más bellas que podían existir en Carmel, y controlaban el poder de todos los elementos. Los dragones nadaban bajo el mar, surcaban el cielo con sus potentes alas, eran animales, y expulsaban fuego por la boca. Los dragones más grandes podían llegar a medir más que siete casas juntas. Los dragones eran de distintos colores según su estirpe. Estaba la estirpe de los nobles, en ella las escamas eran rojas como el fuego y se dedicaban a defender su pueblo con dientes y garras. Estaban también los dragones dorados, los sabios. Estos eran los más antiguos de todos debido a su gran sabiduría. Entre todas sus familias se encontraba la poderosa, la imaginativa, la fuerte, la creyente... Había muchas familias, entre las cuales existía un fuerte vínculo que nunca se había roto.
Los dragones han vivido en Arzam desde que el mundo nació. Ellos han visto al planeta nacer y crecer, y ellos lo verán morir. Los dragones no causaban daños a nadie, solo a aquel que intentara romper la paz que existía entre ellos. Arzam estaba lleno de dragones desde sus montañas hasta las costas. Arzam se trataba de una pequeña isla en medio del Mar Salvaje en la que vivían los dragones. Desde Torn se podía ver a los dragones alzar el vuelo, hasta que poco a poco se les dejó de ver. Nadie se dio cuenta al principio, pero poco a poco toda la población pudo ver como día tras día menos dragones se podían ver hasta que llegó un día en el que ninguno alzó el vuelo. Muchos barcos navegaron hasta Arzam para averiguar donde se habían escondido, mas no encontraron nada. Los dragones se habían extinguido sin motivos, sin porqués, habían desaparecido".

Desde entonces no se ha visto un dragón, y ahora mismo teníamos uno delante de nuestras narices. Era grande, muy grande. Tenía las alas enormes y escamas brillantes por todo el cuerpo. Su enorme cola terminaba en punta, y todo su cuerpo era de color dorado, dorado brillante, como el oro. Era de la estirpe de los dragones inteligentes. Su ojo era lo más bonito de todo su cuerpo: tenía una pupila negra, y todo lo demás era amarillo, transmitía sabiduría, tranquilidad y templanza. Tenía también partes de color verde y franjas de distintos colores, pero lo más impresionante era el dolor que se veía en ellos, todo lo que había tenido que sufrir para estar aquí, con nosotros. Pero ese dolor estaba cubierto de una felicidad inmensa, de una alegría contagiosa.

- ¿Vais a dejarme aquí toda la noche? -Dijo con voz cantatina mientras yo estaba absorta en mis pensamientos.

Nyza y yo nos miramos desconcertados, ¿cómo iba a caber un dragón de semejante tamaño en nuestro enano refugio?
Como si hubiera leído nuestros pensamientos (que probablemente lo habría hecho) se transformó en un pequeño snarkel común con su lengua puntiaguda, sus orejas raras y hocico alargado. Sin esperar a que le prestáramos nada de atención nos dijo:

- ¡Llevo 5 años! ¡5 años esperando a qué ambos os abrierais al otro para saber donde estábais! Por fin, por fin lo habéis conseguido.

Ni el muchacho ni yo sabíamos qué hacer, teníamos frente a nuestras narices a la criatura más antigua del mundo cuando debería estar extinguida, pero nos estaba hablando con la mayor naturalidad del mundo.

- No hay tiempo para explicaciones, debo descansar, he hecho un largo trayecto desde Restor a aquí y necesito descansar, pero os cuento la información que vengo a anunciaros.
- Pero, ¿los dragones no os habíais extinguido? - mi curiosidad me impidió mantener la boca cerrada.
- Eso no es lo importante ahora, ahora el protagonista no soy yo, sois vosotros.

Nos contó brevemente que venía de Restor, que allí vivían dos de los cinco chicos, allí vivía el muchacho que dominaba el agua, se llamaba Hods, y también estaba allí la chica que estaba destinada a unirnos (aunque por ahora no había hecho mucho...). Nos contó que debíamos partir de inmediato hacia Restor para reunirnos con ellos y buscar así a la quinta chica. No pudo contarnos muchas más cosas porque nuestros ojos se cerraban debido al cansancio y las emociones del día y él cayó dormido por el cansancio. Esa noche, por una vez tras mucho tiempo, pude dormir en paz.
...

Cuando me desperté ya estaba el sol en todo lo alto, así que era bastante tarde. Recopilé en mi mente todos los datos que conocía del día anterior y salí a volar, salí a dar mi paseo matutino por las alturas. Me asombró la facilidad que tenía ahora al hacer piruetas o levantar el vuelo, seguramente debido al cambio de ayer. Sonreí al recordar ese sentimiento de libertad.
Continué volando y haciendo volteretas en el aire cuando una parte de mí se sintió llamada, como si alguien requiriera la presencua de mi elemento. Alcé el vuelo casi tocando las nubes cuando lo vi, a distancia.
A tojs de distancia vi un remolino de agua, aire, tierra y fuego.
Había llegado el momento, había llegado el momento de reunirnos.

jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 7

Cuando me desperté por la mañana me encontre a Nyza haciendo algo, se movía rápidamente y tenía chispas en los ojos. Cuando conseguí abrir los ojos por completo y desperezarme le pregunté:

-¿A qué viene tanto revuelo? Hay gente que intenta dormir...
-¡Hoy es nuestro cumpleaños!
-Si, ya, ¿y qué? Nunca lo celebramos.
-No, no lo celebraremos, pero tenemos que asistir a la reunión en la plaza de Torn, como siempre, sino los dioses se enfadarán.

Es verdad, teníamos que acudir a la reunión con el Lixu.

Como todos los años buscamos unas ropas más o meno decentes, y las llevé al agua para limpiarlas. Comimos una liebre que encontré y cuando ya era por la tarde cogí a Nyza de los hombros (menos mal que no pesaba mucho y mis escuálidos brazos tenían bastante fuerza) y volamos hasta alcanzar el nivel del mar. Allí me di la vuelta para respetar su intimidad y cuando terminó de lavarse me avisó para que le subiera de nuevo a nuestra guarida. Cuando me giré para cogerle, él tenía el torso desnudo y pude admirar sus fuertes adominales disimuladamente un segundo antes de que se colocara la camiseta y alzara el vuelo de vuelta a la cueva.
Ahora era mi turno de asearme, bajé al mar y me lavé el pelo con jugo de distintos frutos, algas y plantas especiales que había recolectado durante el verano. Me puse un fino vestido y me dirigí a nuestra pequeña "casa" preparada para ir a la celebración.

...

El Lixu terminó como siempre el rito haciendo que todos nos cogiéramos de las manos y entonáramos una canción. Como siempre, la fuente de la plaza estaba vacía y todos nos marchamos de ahí con mirada triste. Cuando llegamos a la cueva sin decirnos nada nos metimos en la cama y nos dormimos rápidamente.

Me desperté en medio de la noche porque había oído un ruido, un grito. Me levanté velozmente y vi que Nyza acababa de despertarse y tenía la cara sudorosa y los ojos descolocados, debía haber sufrido una pesadilla.

- ¿Estás bien?
- Sí, no te preocupes, una pesadilla, nada más.

No me convenció su respuesta, pero cerré los ojos e intenté conciliar el sueño. No lo conseguí. A los veinte minutos de estar tumbada mirando al techo me levanté de la cama y vi que Nyza estaba mirando al exterior. Sin decir ni una palabra me senté a su lado. Sin mirarme, solo mirando al horizonte me dijo:

- Yo no soy de Torn, yo vivía en Restor, siempre he vivido allí, hasta que te encontré hace 5 años. En Restor tenía buenos amigos, tenía de todo, pero no controlaba mi poder. No controlaba ni mi poder sobre el fuego ni mi poder sobre la mente de los demás, y lo pagué caro. Tuve que huir de ahí atemorizado de lo que pensaban sobre mí los habitantes de mi alrededor. Tardé 5 meses en atravesar las Vanatu a pie, pero conseguí llegar aquí, a Torn. Cuando llegué a este pueblo me hice una promesa, encontraría a los demas chicos como yo, los demás chicos con poderes. Seguí mi instinto y un día, a mi mente llegaron los pensamientos de alguien, pero ese alguien estaba volando, no tenía los pies en el suelo. Gracias a su rastro la encontré, y aquí estoy, contigo. Pensé que ocurriría algo al encontarte, pero ya he visto que no, que todo esto es una broma de los dioses.

Tras un gran silencio entre los dos, uno de esos silencios en los cuales interiorizas toda la información que tienes, hablé yo:

-Yo he vivido siempre aquí, en Torn. Me encontraron colgada de un risco cuando era un bebé, y unos panaderos me acogieron. Siempre ha sido un misterio mi nacimiento, pero el hombre y la mujer que me acogieron en su casa como una más me ayudaron en todo, me formaron como niña y como humana, me dieron todo lo que un niño necesitaba. Cuando fui creciendo el pueblo entero me dio la espalda por mi figura frágil, mis rasgos rasgados y mi forma de caminar, casi sin rozar el suelo. A los 8 años alcé por primera vez el vuelo y encontré este refugio, que he mantenido en secreto desde entonces. Meses más tarde, la mujer que me había cuidado como una madre a su hija murió, y su marido se quedó muy marcado por su muerte. Comenzó a abusar de mí y me trató como una criada, o algo peor. Me pegaba, me hacía trabajar sin dormir, me encerraba en cuartos oscuros con ratas y muchas cosas peores que no te podrías imaginar. Cuando cumplí los 12, un día volvió borracho a casa y comenzó a darme latigazos por no haber barrido el suelo. Cuando terminó de descargar su ira sobre mí me inmovilizó las manos y los pies e intentó abusar de mí. Mi cuerpo aparenta ser frágil, pero tenía mucha fuerza, así que tras forcejear un rato conseguí librarme de él y vine aquí, a este refugio. Días más tarde me enteré que había muerto por consumo excesivo de alcohol. Desde entonces, no he mantenido contacto con el mundo exterior, me he mantenido fría y distante. Aún se ven las cicatrices de los golpes.

Me levante un poco la camiseta para dejar a la vista mis cicatrices de la espalda y él recorrió los surcos con el dedo, cosa que me hizo estremecer. Cuando alzó la mirada se encontró con la mía y nos quedamos unos segundos sin apartar la vista.

De pronto todo su cuerpo comenzó a arder y yo me vi envuelta en un torbellino de aire.
Mi corazón comenzó a latir muy deprisa, una casacada de emociones me atravesaron y me sentí bien, libre.
Cuando la revelación de los elementos terminó, Nyza y yo nos miramos a los ojos y comenzamos a reírnos. Llevábamos años juntos, y hasta ese preciso momento no nos habíamos conocido realmente.

Nuestras risas se vieron interrumpidas por un gruñido. Miramos el exterior de la cueva y lo que vimos nos dejó perplejos.
Se habían extingido hace años, y teníamos uno a menos de un metro de distancia, delante de nuestras narices.

Un Dragón.

martes, 9 de abril de 2013

Capítulo 6

Me quedo admirando su belleza mientras él sigue durmiendo. Cuando despierta ya no lo puedo hacer. Nyza tiene el poder de leer la mente, por ahora solo ha conseguido leer mentes, pero creo que sus poderes aumentarán cuando nos encontremos con los otros chicos, al igual que los míos. Por lo menos eso es lo que espero.

- ¿Nunca salgo de tus pensamientos eh Lish?

Mierda, ya se ha despertado.

Busco en mi interior la cara que enseño a los demás, la cara en la que soy dura y no tengo sentimientos.
- Esta cueva es muy pequeña, si no te miro no tengo donde mirar - Respondo, cortante.
- ¿Sabes que leo los pensamientos incluso dormido no?

No me fastidies...

Hice un gesto brusco y me aparté de su lado para sacar los pies de nuestro asqueroso y frío refugio. Ohí un chasquido y supe que acababa de encender una llama de fuego, como siempre. Se sentó a mi lado y miró como el sol terminaba de salir del mar. Yo solo podía pensar en cómo ocultarle lo que pienso sobre él.
- No te esfuerces Lish, no puedes ocultarme lo que piensas, tengo entrada ilimitada a tu mente.
- Eres un completo idiota, te crees listo por leer mis pensamiebtos, pero no sabes nada sobre mí- estaba comenzando a enfadarme.
- No me interesa tu vida ni tu pasado ni nada, solo me interesa lo que piensas de mí.
- ¿Ah si? ¿Qué pienso de ti entonces?
- "Chico seductor, super sexi y fuerte que aparenta una gran personalidad cuyos ojos guardan un oscuro pasado". ¿Te suena?

Me quedé totalmente a cuadros, lo único que le interesaba lo único que yo quería esconder.

- ¿Puedes leer los pensamientos a distancia?
- A corta distancia sí, cuanto más se aleja la persona, los leo borrosos y llegan a desaparecer.

Acto seguido de pronunciar estas palabras alcé el vuelo y me alejé todo lo que pude de él. Me subí a la primera piedra que encontré lo suficientemente alta como para poder admirar las Vanatu. La cordillera se alzaba imponente sobre Torn, al otro lado estaba un pequeño pueblo llamado Restor. Carmel está formado básicamente por pequeños pueblecitos alrededor de la capital, Torn y Restor son los más importantes de todos ellos. Los dos fueron grandes potencias económicas y comerciales hace tiempo, pero ahora dan pena, ahora son dos pueblecitos pordioseros llenos de vagabundos y gente medio muerta.

Me quedé pensando en estas cosas hasta que vi que había llegado la hora de comer, el sol estaba en todo lo alto. Cacé un par de liebres y volví a la cueva. Nada más entrar dije:
- Por favor Nyza, no entres en mi mente, por favor.
- ¿La dura Lish me está suplicando? ¿Es eso lo que estoy oyendo?
Puse cara de mal genio y me acurruqué al final de la cueva. Nyza me cae bien, pero no quiero tomarme muchas confianzas con él.
- De acuerdo, no entraré más en tu cabeza si no es necesario...

Como siempre nos quedamos en silencio durante toda la tarde y cuando la luna asomó el chasqueó los dedos y una pequeña llama de fuego apareció. Con las hierbas que había conseguido coger hizo una pequeña hoguera para no congelarnos y asamos las liebres.

- ¿Alguna vez has pensado dónde estarán?- Ante mi cara de desconcierto (no sabía de qué me hablaba) aclaró - Ya sabes, los demás chicos con poderes. Tú controlas el aire, yo el fuego, ¿dónde estarán los otros?
- Me lo pregunto muchas veces, dónde estarán, estarán juntos, tendrán más poderes... No sé, no tengo ni idea.
- "Cuando dos de estos muchachos se encuentren volverá a renacer la magia" eso es lo que cita la profecía, y sin embargo nosotros llevamos años juntos y no ha ocurrido nada - Es verdad, la profecía. La citaban todos los años en la plaza de Torn. Justo caería al día siguiente, el día (o la noche) de nuestro cumpleaños.
- Yo ya no sé en qué creer.

Nos quedamos en silencio los dos, en un completo silencio.

- Lish... ¿Tú también puedes hacer cosas extrañas? Como... Leer la mente o... No se... - Justo en este instante me di cuenta que llevaba viviendo unos 4 o 5 años con un chico que no conocía, no nos conocíamos casi nada.
Sonreí antes de contestar después de una breve carcajada:
- Observa:

Me puse de pie, y cuando me incorporé por completo no era Lish, ahora yo era el carnicero, el gordo feo y peludo carnicero con voz grave y rasposa. La primera impresión del muchacho nada más verme fue de asombro, la siguiente una estruendosa carcajada.
Recuperé mi aspecto habitual, y, cuando consiguió calmarse dijo:

- Pensé que era el único que hacía cosas extraordinarias, ya veo que no.

Esbocé una breve sonrisa y nos quedamos los dos admirando la luna. Ambos estábamos absortos en nuestros pensamientos, llevábamos 5 años viviendo juntos y yo no sabía nada de él más allá de su apariencia, al igual que él no sabía nada de mí.

- Me voy a dormir - dijo segundos antes de tumbarse encima de unas mantas y taparse con ellas.
- Buenas noches.

"Chico seductor, super sexi y fuerte que aparenta una gran personalidad cuyos ojos guardan un oscuro pasado"
¿Quién era en realidad ese muchacho?
Mientras admiraba el color de la luna pensé: Felicidades Lish, hoy es tu cumple, 18 por fin.

domingo, 7 de abril de 2013

Capítulo 5

AIRE:

Una suave brisa recorre mi cara y el calor del sol hace que me despierte. Como todos los días él está aún dormido. Hay que reconocer que parece totalmente indefenso, es bastante atractivo, pero su belleza peligrosa se anula cuando lo ves en este estado de sueño. Ahogo una risa y me estiro. Me echo el pelo hacia atrás y miro la montaña.
Vivimos en el acantilado que marca los límites de Carmel, en un pueblo cercano a las Vanatu. El nombre del pueblo le define totalmente, se llama Torn, desgarrado. No tiene muchos habitantes, por eso vivo aquí, hay poca gente, y los que hay no se molestan en peguntarte quién eres, a dónde vas o a qué te dedicas; simplemente viven. Las casas mas alejadas de la plaza se encuentran en un extremo del acantilado, algunas de ellas poseen un porche que se sale de los limites de la tierra, pero con los buenos cimientos de las casas se sujetan con firmeza. Nosotros vivimos en una pequeña cueva lo mas alejada de la población, no nos gustan ni las visitas ni las preguntas. Antes se podía llegar a nuestro pequeño hueco entre las rocas nadando, ahora el agua ha descendido, el mar se está secando. Hace 18 años que no llueve, 18 años que llevo viviendo aquí, él llegó más tarde.
Como siempre, me desvío del tema...
Miro el sol que me abrasa la cara al abrir los ojos y observo como rompen las olas, cortantes con las rocas, como las rocas retan al agua, como se libra una lucha interior a ver quién puede más, a ver quién se rinde primero. Con todos estos pensamientos me levanto de los almohadones que me sirven de cama y salto al vacío, como siempre. Cuando estoy a punto de tocar las rocas que se alzan amenazantes me paro y alzo el vuelo. Siempre vuelo cerca del cortante, bueno, desde que recuerdo... No confío en él del todo, mi extraño compañero podría haberme borrado la memoria o trastocado la misma. Simplemente confiemos.
Cuando vuelo normalmente los pájaros se alejan de mi camino, reúyen mi compañía porque no soy natural, soy un ser raro. Me he ganado el respeto de todas las aves del lugar, me he ganado el respeto de toda la gente humilde del pueblo, aquí todos me respetan, pero nadie me conoce, ni siquiera el muchacho.
Desciendo para apoyarme en una roca y meto los pies en el agua. Como siempre, está helada.
Miro mi reflejo en el mar embrabecido, es el único lugar en el que puedo verme de una forma más o menos nítida, clara.
Me gustaría ser una chica normal, me gustaría ser otra campesina más que pudiera salir con chicos, tener amigos, ser popular... Pero no, a mí me ha sido concedido este don, dominar el viento. ¿De qué me sirve mi belleza si tengo que vivir escondida? Hasta que no nos reunamos los cinco niños no podremos ayudar a nadie más que nosotros mismos, así que... No me sirve de nada ser como soy.
Miro mi rostro una vez más. Tengo los pómulos altos y ojos azules rasgados. Mis rasgos son afilados, mi barbilla, mi nariz, mis orejas, mis ojos... Todo. Mis ojos azules reflejan frío, respeto.
Con ellos he conseguido ese respeto. Me levanto con cuidado de no resbalarme con las algas que hay encima de la roca y miro mi cuerpo. Soy muy delgada, quizás demasiado, pero eso me ayuda a volar, a deslizarme por el aire, a romper las nubes. Nada se interpone en mi camino, y mi cuerpo me ayuda. Mi pelo es negro como el azabache y cae por mi espalda y mis hombros. Es largo, muy largo y liso. Cuando vuelo el aire me da libertad, me hace sentir libre, estoy harta de estar rodeada de estos acantilados. Miro mi reflejo una vez más antes de deshacerme del vestido que llevo puesto de un tirón y me deslizo para meterme en el agua. Después de mojarme entera y librarme de la suciedad de nuestra cueva vuelvo a la roca y me visto de nuevo. Vuelo de vuelta a nuestro pequeño refugio. Ahí está, aún dormido. No le tengo mucha simpatía, me da miedo, aunque no lo exteriorice. Pero me gusta, es atractivo, fuerte y seguro. Su pelo es oscuro y corto, sus ojos muy oscuros, oscuros y profundos.
Me quedo admirando su belleza unos segundos más antes de que despierte.
¡Oh! No me he presentado; soy Lish, y el Aire me obedece.